lunes, 2 de junio de 2014

Un pacto de nación impregnado en el corazón.

Los seres humanos debemos aprender a vivir en armonía y en paz. 

A lo largo de la historia se ha demostrado que la principal herramienta de la cual debe empoderarse un gobierno es el diálogo. 

Los gobiernos que no han incluido la tolerancia dentro de sus estructuras han llegado a cometer grandes violaciones con poblaciones por el simple hecho de discrepar en la postura para desarrollar los pueblos. 

El Salvador adolece de un acuerdo de paz, en donde el eje sea la tolerancia. La desigualdad y la exclusión del pobre no se debe erradicar por medio de discursos, se debe atacar en un sistema de recompensas, en donde los seres humanos tengan las mismas oportunidades. De este hecho no se trata de postular un sistema utópico que no se pueda ejecutar, se trata de reenfocar al ser humano como la piedra angular de la economía salvadoreña. Pero como se puede lograr todo esto? La respuesta no se encuentra en un diccionario, mucho menos en una biblioteca o en los periódicos, la respuesta se encuentra en el corazón de cada uno de nosotros. 

Como nación debemos aprender a aprehender a vivir en paz, en donde los salvadoreños no debemos vernos como competidores, sino como hermanos. El apoyo de la familia es fundamental; sin ella es muy difícil encontrar la estabilidad fundamental para desarrollarnos plenente. 

El Salvador necesita un pacto de nación, pero un pacto en donde Dios nos pueda ayudar a bendecir y hacer crecer a los demás.